miércoles, 17 de octubre de 2012

Para una crítica de Richard Rorty: nuevo libro de Rafael Aguilera


 Ayer martes 16 de octubre fue presentado un nuevo libro del profesor Rafael Aguilera Portales, investigador de la Facultad de Derecho de la UANL y profesor invitado y co-fundador del CICAHM. En el marco de la Feria Internacional del Libro ITESM 2012, el texto fue comentado por la Dra. Elizabeth Sánchez Garay, investigadora de nuestra Institución. Al respecto, la especialista en la categoría de ironía, explico lo siguiente:



"El libro Pragmatismo político. La democracia sin fundamentos en Richard Rorty. Análisis y revisión crítica de su Teoría Política, de Rafael Aguilera Portales y publicado por Fontamara, será de gran ayuda para quienes conocen la obra de Richard Rorty, incluyendo los defensores y los detractores de su teoría, que abundan en porcentajes más o menos similares. Pero decir esto es muy limitado porque el libro va mucho más allá. A través de sus páginas el autor se detiene, explora y teje fino en torno a preguntas que muchos posibles lectores nos hacemos, sobre lo político y lo social, las necesidades individuales y las responsabilidades ciudadanas, los movimientos de resistencia al poder y los derechos humanos, la imposición de perspectivas de vida y el ámbito intransferible de la libertad personal, la apabullante esfera de lo económico-técnico y los espacios para el ejercicio del arte, la literatura y el pensar irónico.


Así, esta reflexión, multidisciplinaria y de raigambre multicultural abre paso a otras voces, convergentes, semejantes o enfrentadas, ya que Rafael rescata y examina algunas concepciones teóricas de autores imprescindibles como Hume, Habermas, Bobbio, Foucault, Rowls, Popper, Feyerabend, Gadamer, Nietzsche, Heidegger y un largo etcétera".

Respecto del concepto de ironía rortyana, la profesora Sánchez Garay destacó la relevancia en el estudio de Rafael Aguilera:


"En lo personal, sumamente convincente me ha parecido el último capítulo denominado “La tensión dialéctica entre la esfera pública y privada”, por tres razones fundamentales. En primer lugar, porque analiza un concepto que utiliza Rorty y que es el tema de mis investigaciones desde hace varios años. Me refiero a la noción de ironía. En segundo lugar, porque profundiza sobre el pensamiento nietzscheano que, a diferencia de lo que supone Rorty, tiene, como bien señala Rafael, un componente político importantísimo. Finalmente, porque hay en este capítulo una crítica muy acertada de la tajante distinción rortyana entre el mundo privado y la esfera pública.

Debo decir que hace años me acerqué a la obra rortyana precisamente por el abordaje que realiza de la ironía en el libro “Contingencia, ironía y solidaridad”, donde, quizá, la parte más lograda del texto es donde el autor hace referencia a este concepto que funciona como un polvorín de lo consabido, ya que hace estallar la concepción que tenemos de nosotros mismos, de nuestros valores y costumbres, de lo que pensamos que es la Verdad con mayúscula, del léxico que hemos heredado socialmente.

Como dice Rafael Aguilera, siguiendo a Rorty, “la ironía consiste en una actitud contraria a la pasividad, la quietud o comodidad. La ironía no consiste en dejar pasar las cosas o las ideas, ni constituye un conformismo autocomplaciente y satisfecho de los vocabularios finales de uno mismo o de la gente. La ironía es activa, reflexiva y crítica, mira hacia delante, redescribe y cuestiona permanentemente nuestro vocabulario final, convierte nuestro etnocentrismo confeso en un imperativo de autenticidad y creación desde el principio de libertad, una libertad entendida como experimentación constante y vital que genera nuevas imágenes de nosotros mismos, imágenes críticas de nuestro devenir histórico, azaroso y fortuito”.

Ciertamente, la ironía, que yo la entiendo como conciencia de la paradoja, impide atrincherar las ideas. Abre espacios a la creación porque hace polvo las pesadas losas de los saberes anquilosados y rancios. De esta manera, el pensar irónico es un ejercicio indispensable para des-estructurar lo que se consideraba estructurado; para despojarnos de lugares comunes, de inercias reflexivas, de prejuicios o juicios que se sustentan en nombre de la verdad absoluta o el dios verdadero. Dicho con otras palabras, el ironista teje y desteje constantemente lo que otros consideran un tejido perfecto; llámese lenguaje, mundo o yo.

Por eso es muy acertada la inclusión de la ironía nietzscheana en el libro de Rafael; acertada, sobre todo, porque el autor se distancia de la concepción de Rorty, en el sentido, como ya lo he mencionado, de que la crítica radical de Nietzsche no tiene consecuencias públicas y políticas. La lectura de Rorty sobre la obra de este pensador alemán es bastante pobre porque deja de lado el profundo cuestionamiento que hay en ella a la cultura política de la Modernidad, como bien señala Rafael".

 Dr. Rafael Aguilera Portales



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